Oscar Monroy Rivera: una conciencia fronteriza

De Mario Bahena Urióstegui, Ph.D

“México es mi madre, es mi patria, mi país moral. México es mi tierra; en esa tierra está mi alma. Lo que digo no tendría sentido si no amara inmensamente a mi país.”

—Oscar Monroy Rivera

Oscar Monroy Rivera - photo by Oscar Monroy Avila

Oscar Monroy Rivera - photo by Oscar Monroy Avila

Oscar Monroy Rivera es uno de los escritores prolíficos—aunque relativamente desconocido—de la segunda parte del siglo veinte de la literatura mexicana. Nació en Nogales, Sonora, en 1933, Monroy Rivera estudió en Arizona, en Los Estados Unidos, en Sonora y Guadalajara, México. Estas experiencias cros-culturales así como la época posrevolucionaria en la cual vivió moldeó profundamente el contenido de su literatura. Su carrera de escritor comenzó en 1956 con la publicación de Antología de poesía sacro criminal que floreció en las siguientes décadas en diferentes formatos literarios—poesía, teatro, ensayos y novelas. Actualmente, Monroy Rivera tiene más de 300 libros publicados; ha fundado tres casas editoriales además de haber ayudado a otros a concebir sus sueños literarios con sus talleres de escritura. En la actualidad, Monroy Rivera vive en Nogales, Sonora con su esposa Guadalupe Elena Ávila. Su contribución cultural ha sido instrumental en esta ciudad fronteriza que le vio nacer y le ha visto desarrollarse como intelectual, llegando a influir tanto en México como en los Estados Unidos. Oscar Monroy Rivera es, por naturaleza de su vida y de su lugar donde escribe, un pensador fronterizo, que se ha ganado el título de “el filósofo-poeta de Nogales”.

Oscar Monroy Rivera es el último de nueve hijos de padres exiliados a Sonora por la violencia de la Revolución Mexicana. Creció durante la revolución cultural mexicana que le dio la oportunidad de conocer durante este tiempo tanto a intelectuales, artistas como a diplomáticos y políticos interesados en la cultura mexicana. Estos encuentros dejaron una huella en su forma de ser y en la forma de entender la cultura mexicana. Él y su esposa, a quien llama “pedazo de Dios”, tuvieron cinco hijos cuya aura artística del padre les influyó en su vida. En su casa, se normalizó el dormirse y levantarse al sonido de la máquina de escribir golpeando el papel. Parecía que la producción literatura era el cuento de nunca acabar en el hogar. El resultado de esos días largos y noches de desvelo frente a esa máquina creadora de letras es un contenido temático variado con el fin de expresar su mundo de lo sublime y lo crítico.

No obstante, si por un lado, su arte trata de encontrar la belleza dentro de la realidad mexicana, por el otro lado, su análisis crítico revela la fatiga sociocultural del nacionalismo propagado desde los altos niveles, políticos, económicos y culturales. Su punto de vista fronterizo negocia y analiza las identidades nacionales y grupales establecidas y emergentes en relación con un intercambio cultural con los Estados Unidos y el resto de Latino América. Sus observaciones se podrían entenderse como un análisis innovador que otros autores continentales reafirmaron y desarrollaron después. Su versatilidad, productividad y gama de temas lo convierte en una representación clara del pensamiento fronterizo de las letras mexicanas. Su punto de análisis lo distingue de los autores mexicanos continentales así como los autores chicanos del norte de la frontera de las últimas seis décadas.

La poesía de Monroy Rivera refleja una aproximación humanista que encuentra lo sublime en las situaciones cotidianas. Esta forma de apreciación de la realidad cotidiana mexicana contrasta con el análisis en su famoso libro El mexicano enano: un mal de nuestro tiempo, donde Monroy Rivera examina los efectos de gran alcance de la forma de pensar que permeó en la segunda parte del siglo veinte. A través de esta obra critica directamente la mentalidad incapacitante que se desarrolló bajo el estado pos-revolucionario nacionalista y paternalista. Al narrar las interacciones humanas diarias dictadas por estas lógicas, Monroy Rivera ha escrito una de las críticas más directas de la mentalidad cerrada delimitada por el nacionalismo que sumergió toda la vida pública en México. Muchos de sus lectores al sur de la frontera se han identificado con su perspectiva, reafirmando su posición como un poeta-filósofo de la región fronteriza. Por otro lado, esto mismo ha convertido a su literatura en una demanda social, política y cultural de cambio. Lo impresionante es que todos estos escritos de disidencia cultural se publicaron durante el tiempo de nacionalismo extremo cuando el partido único de estado consideró cualquier crítica sociocultural como un malinchismo, una traición política. Por eso, indirectamente, sus escritos tienen un sutil trasfondo político a pesar de evitar en su literatura un afronte directo de las realidades políticas de México.

Los escritos de Oscar Monroy Rivera expresan una visión orgánica de México, tal vez influenciada por sus antecedentes—la frontera del norte. Llama a México en logar donde su “alma” se encuentra como una metáfora del propósito de su literatura y su vida. Admite que, “Lo que he escrito no tendría sentido sino amara a mi país”, aludiendo a las preocupaciones subyacentes de alcance nacional de su literatura. Sin embargo, su perspectiva crítica desde la frontera del norte a veces se encontraba en desacuerdo con el entendimiento de la cultura mexicana centralizada. Por su franca detracción del condicionamiento social de las lógicas nacionales posrevolucionarias que saturaron el espacio nacional Oscar Monroy Rivera ha sido considerado “peligroso” por algunos políticos locales. Una división ideológica se dio entre sus perspectivas y aquellos que se suscribían a las lógicas cerradas del sistema político, una separación que se amplió con el tiempo. Al reflexionar sobre esta situación, Oscar Monroy Rivera ha dicho que “este país no entendió lo que hice.” Tanto el lugar donde escribe así como el contenido de su literatura lo hizo un extranjero cultural en México, un forastero en su propia tierra. Y he aquí lo especial de la literatura de Monroy Rivera.

Estos encuentros y desencuentros ideológicos hacen que su literatura se convierta en una ventana de posibilidades de concepciones alternas de la cultura mexicana. Su literatura representa un potencial cultural lleno de posibilidades. Y fue esa falta de límites lo que confundió a sus contemporáneos acostumbrados a ver la cultura mexicana en una forma finita. Si por un lado su estado marginal atesta a las dificultades sociales y políticas que Monroy Rivera tuvo que superar para expresar su visión de la cultura mexicana. Por otro lado, sus antecedentes geopolíticos y culturales hacen de su literatura una visión alterna de México a las intelectuales continentales que tradicionalmente se estudian en la academia estadounidense. Su perspectiva fronteriza no convencional es lo que hace que su literatura tenga un lugar especial dentro de las letras mexicanas. Su localidad geográfica se convirtió en una metáfora de sus puntos de vistas culturales. Por tanto, su estado fronterizo—cultural y geopolítico—que lo hizo sospechoso a los políticos—o a cualquier otro agente nacionalista—también lo convierte en la alternativa a los creadores culturales convencionales patrocinados por el estado mexicano. Leer la literatura de Monroy Rivera es describir una apertura en el ambiente nacional restringido que revela no sólo los problemas del nacionalismo extremo pero las posibilidades de una concepción alterna de la cultura mexicana.

La contribución cultural en la región fronteriza de Oscar Monroy Rivera no se limita a su material publicado—poesía, ensayos, teatro y novelas—por las cuales ha sido reconocido en ambos lados de la frontera. Para él, la cultura es una forma de motivar al espíritu humano a apreciar lo cotidiano y criticar su entorno sociopolítico lo que le motivó a promover talleres de escritura así como grupos teatrales en la región. Como parte de compartir la cultura con sus compatriotas, Monroy Rivera ha formado más de setenta escritores, fundó dos casa editoriales, un centro humanista, y el grupo de teatro el No Grupo. Debido a su contribución cultural así como el declame de su poesía publicada y sin publicar se ha ganado el título de “el poeta-filósofo de Nogales”.

Desde joven se ha inclinado a educar y liderar a los demás. A los doce años se le encargó de cuidar a sus compañeros en una escuela jesuita, una tarea que se convirtió en una imperativa de su vida. Desde entonces, ha sentido el peso de este imperativo de ayudar a sus compatriotas a entrar en el mundo de Monroy Rivera. Y la forma cómo ha vivido su vida ha sido consistente con este llamado sublime. La obra de Oscar Monroy Rivera es el resultado de una preocupación genuina de su amado país a pesar de no tener fondos oficiales para su arte—y algunas veces ser tachada de sospechosa y peligrosa.

Como una persona cuyos escritos y ejemplo de vida demanda un cambio de paradigma cultural, Monroy Rivera encarna parcialmente el “poeta-filósofo” como lo concibió Platón en La república. Ha empoderado sus creaciones artísticas tanto como su trabajo sociocultural con la tarea del liberar la mente y el espíritu de sus compatriotas de superar la mentalidad que plagaba las lógicas invisibles que condicionaban puntos de vista limitantes y limitados. La combinación de su amor por su país y su creencia en el arte como forma de influenciar las mentes acompañados de su ejemplo de vida realmente lo hace un ejemplo viviendo de un “poeta-filósofo” fronterizo. Como tal, Oscar Monroy Rivera encarna y representa una perspectiva cultural muy necesitada—que ha sido tradicionalmente olvidada—por la visión cultural mexicana de los intelectuales convencionales del siglo veinte. Sus observaciones culturales marginalizadas ofrecen una interpretación fresca a los intelectuales de las últimas seis décadas sobre-estudiados en la academia.

Bibliography

Diccionario de Escritores mexicanos del siglo XC. Tomo V. México:  Universidad Nacional Autónoma de México, 2000.

Monroy, Rivera Oscar. El mexicano enano: un mal de nuestro tiempo. México

D.F.: Costa-AMIC editores, S.A., 1998.

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—. En el país del árbol de la luna: el mezquite. México: Alta Pimería Arte y Cultura, A.C.,  1987.

—. Historia personal. Mexico: Alta Pimería Arte y Cultura, A.C. , 1998.

—. Periodismo de fin de siglo XX en la América Septentrional (Frontera Norte de México–Cronica-1990). MéxicoAlta Pimería Arte y Cultura, A.C.,  2000.

—. Personal Interview. 11 Aug. 2013

—. Obras de teatro: Teatro Fronterizo. México: Alta Pimería Arte y Cultura, A.C., 1988.

Rivas Santoyo, Alejandro Ernesto. “El Mexicano enano.” Hayáza: revista de letras. México: Escuela de altos estudios Universidad de Sonora,   1982.